Todo en el fondo y en la forma es vanidad.
Ahora bien; si soy obediente a la Palabra, a mi alma de lo eterno,
la estoy dando celestial visibilidad.
El que en su existencia vierte solemnidad,
su ser está siendo edificado en Cristo.
Y al proscribir la vanidad,
nos estamos regocijando en la verdad del Santo Espíritu.
Si nos guardamos en el fruto del Espíritu,
habremos apartado toda vanidad.
Porque en el Señor Jesucristo,
solo hubo sagrada solemnidad.
De Cristo Jesús, dijeron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!
Su gloriosa unción, generó un pálpito en el corazón que escuchaba sus trascendentes palabras.
Tu poder de salvación les ensimismaba,
dejándoles asidos a tus benditas dádivas.
Y Jesús, levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
Oh Señor Omnipotente, la agreste naturaleza, por ti creada, fue súbitamente sumisa a tu reprensión.
No es por ejército, ni por fuerza, es por tu Espíritu, que se cumple la orden dada.
E invocando tu nombre, oh Señor Jesús, se rinde a tus pies, con máxima obediencia toda la creación.
Paz de Cristo
Tu poder de salvación les ensimismaba,
dejándoles asidos a tus benditas dádivas.
Y Jesús, levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
Oh Señor Omnipotente, la agreste naturaleza, por ti creada, fue súbitamente sumisa a tu reprensión.
No es por ejército, ni por fuerza, es por tu Espíritu, que se cumple la orden dada.
E invocando tu nombre, oh Señor Jesús, se rinde a tus pies, con máxima obediencia toda la creación.
Paz de Cristo
Precioso poema hermano Luis. Dios bendiga su talento y gracias por compartirlo
ResponderEliminarAmén.
EliminarDios te bendiga, hermano Jonathan.
Recuerdos a la hermana Linibet.
Un gran abrazo.