La mentira es el mayor oprobio en Cristo,
y su hedor contamina tu vida con una inmedible deshonra.
La radiante verdad del Santo Espíritu,
se erige en el santuario incorruptible del alma.
El obscuro enmascaramiento subyace,
cuando la cobardía nos apresa.
Oh Cristo Jesús, los pecados más hirientes en tu crucifixión de muerte,
se basaron en toda mentira abyecta.
Oh Cordero inmolado, y ni uno solo dijo verdad,
se escondieron en su perversión inmunda.
Todos sus rostros reflejaban una inicua incredulidad,
para saciar su vileza iracunda.
Oh Señor Jesucristo, ante la ignominiosa falsedad,
se hizo manifiesta tu majestuosa resurrección.
Nadie daba crédito a la gloriosa verdad;
hasta tu sagrada llaga palpó la mano sin fe, oh Rey de la gloria, de tu excelsa redención.
A día de hoy, oh Rey de reyes,
los impíos desoyen tu omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia universal.
He ignoran que todos los mundanos bienes,
no servirán para su salvación, oh Señor, en tu juicio milenial.
Paz de Cristo
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