La inmensidad del universo,
se reduce a la mínima expresión, oh Cristo, en tu excelsa diestra.
Todo lo guarda en su reposo,
que a tu entendimiento siempre sobrepasa.
No existe luz sin sombra;
ni altura sin profundidad, oh Señor Omnipotente.
Ningún control es ajeno a tu gloria,
en el eterno presente.
Toda la creación es Cristocéntrica ,
y equidistante, oh Sumo Hacedor, de tu poder.
Cumple tu propósito en su promesa bíblica;
si en Él puedes creer.
Oh Rey de reyes, ni la muerte, ni la vida,
nos podrán separar de tu eternidad.
Sobre nuestro ser has derramado gracia desmedida,
del santuario de la verdad.
Oh Señor de señores, asidos estamos a tu amor,
que es el vínculo perfecto.
Y no seremos susceptibles al temor;
si sobre nuestra existencia acampa el Todopoderoso Salvador, del que recibimos el espiritual sustento.
Si te apoyas en tu propia prudencia,
¿desestimarás la fe, para guiarte por la razón?
En la propiciación de un encuentro, oh Rey de la gloria, con tu majestuosa diestra,
me será revelado el sobrenatural misterio, de que la vida en victoria del que cree mana del corazón.
Paz de Cristo
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