- Oh mi Cristo,
- el arrebatamiento de tu santísima Iglesia, no tiene parangón en cuanto al glorioso suceso que en las almas salvas ha de acontecer.
- Y es que, los que murieron en el Señor, oirán tu voz, oh Altísimo;
- y con un cuerpo glorificado, volarán hasta las nubes para vivir con el Todopoderoso en un eterno amanecer.
- Oh Soberano Redentor,
- en la cruz del Calvario, nos diste el ejemplo perfecto para morar en tu gloria eterna.
- Y es que, todas y cada una de nuestras obras han de ser hechas desde el excelso amor;
- para llegar a la estatura del varón perfecto, que es nuestra piadosa meta.
- Oh Cristo Jesús,
- nada de lo que aconteció en tu ministerio público, tuvo que ser secundado por la humana racionalidad.
- Y es que, el resplandor de tu majestuosa luz,
- oh Rey de la gloria, solo obedece a la única y santísima verdad.
- Oh Sumo Alfarero,
- todos los vasos que hiciste en tu prodigiosa rueda, lo has tenido que hacer de nuevo.
- Porque muchos fueron los llamados, y pocos los que en santidad, y en el día postrero,
- traspasarán el umbral de lo eterno.
- Oh Omnipotente Señor y Salvador Jesucristo,
- nunca por nuestras propias fuerzas seremos salvos,
- sino que será el Santo Espíritu,
- dándonos de gracia la gloriosa morada de los aposentos eternos.
- Paz de Cristo
miércoles, 16 de febrero de 2022
DE ESCASO NÚMERO, PERO SANTOS SERÁN LOS SIERVOS DE TU AMADA IGLESIA, OH CRISTO
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