- Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.
- Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
- Oh mi Cristo, Tú eres Dios manifestado en carne,
- según dice taxativamente el Testamento Sagrado.
- Jesús, dijo: He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
- Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creido que tú me enviaste.
- Oh Rey de la gloria, por tu sagrada senda encontraremos el sobrenatural paraíso sin fin;
- porque, oh Cristo Jesús, Tú eres el eterno Padre.
- Jesús, constata: Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
- Y ya no estoy en el mundo; mas estos están en el mundo, yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
- Oh Rey de reyes, en todo has santificado a tus genuinos siervos;
- porque en tu glorioso regazo están blindados de todos los viles intrusos.
- Jesús, ratifica: Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que ne diste, yo los guardo, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.
- Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
- Oh Sumo Hacedor, nuestro mayor anhelo es verte;
- porque nos has glorificado, al ser tus verdaderos hijos.
- Jesús, enfatiza: Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
- No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
- Oh Sumo Alfarero, Tú nos has moldeado espiritualmente, para hacer un vaso nuevo de su primer estado moribundo;
- y poder al fin, ser en tu santo nombre engendrado.
- Jesús, asevera: No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
- Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
- Oh gran Yo Soy, el olor fragante de la gloria, será tu eterno corazón palpitando, desde la altitud infinita hasta lo más profundo,
- con su loa de eternidad.
- Paz de Cristo
domingo, 27 de febrero de 2022
JUAN 17:1-3 EN CRISTO
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