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lunes, 21 de febrero de 2022

TU TESORO MEJOR GUARDADO HA DE SER EN CRISTO

  • Jesús, dijo: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos, tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 
  • Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. 
  • Oh mi Cristo, no otras, sino  tus celestiales luces serán las que indefectiblemente nos induzcan,  
  • a verlo todo en su punto de sazón. 

  • Jesús, constata: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 
  • Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
  • Oh Sumo Redentor, 
  • solo los que de todo nuestro corazón creemos en tu santo nombre, hemos podido por revelación entender, que el execrable sacrificio de la cruz del Calvario, nos ha dado gracia y reconciliación con el Padre, en el único Dios que es nuestro Todopoderoso Señor Jesucristo. 

  • Jesús, ratifica: Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 
  • Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
  • Oh Cristo inmolado, 
  • Tú eres el primero y el último, el principio y el fin. 
  •  
  • Jesús, enseña: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 
  • El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y anden. 
  • Oh Santo de Israel, fuera de tu presencia, nada glorioso puede permanecer;
  • porque de tu excelsa diestra, todos los ríos de gloria fluyen.

  • Jesús, enfatiza: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 
  • En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
  • Oh Sumo Alfarero, en tu rueda, nos has transformado en un vaso nuevo.
  • Y nos preservarás en santidad, separados de los profanos e inmundos.

  • Jesús, constata: Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 
  • Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
  • Acrisolados somos en tu eterno candor, 
  • oh Soberano Señor y Salvador.

  • Jesús, asevera: Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. 
  • Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. 
  • Oh gran Yo Soy, todo por tu gracia me ha sobrevenido;
  • y perseveraré hasta el fin, para ser en tu majestuoso nombre glorificado. 
  •                   Paz de Cristo  

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