- Jesús, dijo: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos, tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
- Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
- Oh mi Cristo, no otras, sino tus celestiales luces serán las que indefectiblemente nos induzcan,
- a verlo todo en su punto de sazón.
- Jesús, constata: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
- Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
- Oh Sumo Redentor,
- solo los que de todo nuestro corazón creemos en tu santo nombre, hemos podido por revelación entender, que el execrable sacrificio de la cruz del Calvario, nos ha dado gracia y reconciliación con el Padre, en el único Dios que es nuestro Todopoderoso Señor Jesucristo.
- Jesús, ratifica: Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
- Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
- Oh Cristo inmolado,
- Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.
- Jesús, enseña: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
- El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y anden.
- Oh Santo de Israel, fuera de tu presencia, nada glorioso puede permanecer;
- porque de tu excelsa diestra, todos los ríos de gloria fluyen.
- Jesús, enfatiza: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
- En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
- Oh Sumo Alfarero, en tu rueda, nos has transformado en un vaso nuevo.
- Y nos preservarás en santidad, separados de los profanos e inmundos.
- Jesús, constata: Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
- Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
- Acrisolados somos en tu eterno candor,
- oh Soberano Señor y Salvador.
- Jesús, asevera: Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
- Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
- Oh gran Yo Soy, todo por tu gracia me ha sobrevenido;
- y perseveraré hasta el fin, para ser en tu majestuoso nombre glorificado.
- Paz de Cristo
lunes, 21 de febrero de 2022
TU TESORO MEJOR GUARDADO HA DE SER EN CRISTO
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