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viernes, 5 de mayo de 2023

DESHAZ TODA INCREDULIDAD EN EL PROFANO, MOSTRÁNDOLE EN LA BIBLIA LAS HERIDAS DE MUERTE EN LA CRUZ DEL CALVARIO, QUE PARA DARNOS VIDA PADECIÓ CRISTO

  • Jesús, dijo: Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
  • Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
  • Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
  • y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 
  • Y vosotros sois testigos de estas cosas.
  • He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero  quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos del poder de lo alto. 
  • Oh mi Cristo, lo que te agrada sobremanera es la salvación del inconverso,
  • y por ende de todos lo que están en los entenebrecidos abismos.
  • Y es que, oh Señor, sólo el que en tu majestuoso nombre se gloría, 
  • contando con tu grandiosa misericordia, morará en el Edén. 
  • Y todas las almas altivas y vanidosas,
  • no podrán ver tu eterna faz en el día postrero, oh Santo. 

  • La Biblia dice: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 
  • el cual siendo en  forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 
  • sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
  • y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
  • Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 
  • para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 
  • y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 
  • Oh gran Yo Soy, el hecho de habernos revelado tu glorioso nombre, ha sido la sobrenatural dádiva del cielo, para ser linaje escogido como hijos de luz.
  • Porque privilegiado galardón supone reafirmarse, 
  • oh Altísimo, en tus incomparables bendiciones,
  • de ilimitada plenitud.
  • Oh Hijo del Hombre, 
  • bendita es tu excelsa diestra, 
  • en la inmensidad del orbe.

  • Oh Sumo Hacedor, 
  • el fruto del Espíritu se ha de atesorar en un piadoso corazón. 
  • Y no existe senda más sagrada, oh Rey de la gloria, que de la que emana tu amor,
  • por ser Tú la estrella resplandeciente de la mañana a la sazón. 

  • Oh Sumo Alfarero, 
  • soy un vaso derruido por los más viles impostores.
  • Pero aún me queda el suficiente resuello, 
  • para exaltar con mis poéticas loas al Todopoderoso Rey de reyes y Señor de señores. 

  • Oh Cordero inmolado, 
  • Tú derramaste en la más despiadada muerte, la preciosa sangre del nuevo pacto de la gracia, que redimió a la inicua humanidad. 
  • Pero únicamente traspasará el umbral del bienaventurado,
  • el que profese obediencia a la santísima verdad. 
  •                  Paz de Cristo 

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