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viernes, 19 de mayo de 2023

MIRAD, OÍD, GUSTAD, OLED Y TOCAD EN CRISTO

  • La Biblia dice: Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,
  • lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 
  • Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 
  • En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 
  • Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. 
  • Oh mi Cristo, el siervo que a tu majestuoso nombre está asido, 
  • reconoce su bíblica asignación, por el único propósito que emana de lo celestial. 
  • Y es edificado invariablemente,
  • por la revelación sobrenatural e inefable,
  • del Santo Espíritu. 

  • Oh Cordero inmolado, 
  • tu perfectísima redención de la abyecta humanidad, se torna frustrada en la perversa voluntad de su egocéntrica alma.
  • El fatuo desdén del ser humano,
  • tiene la primera corrección en su perdido espíritu, cuando su tétrica obscuridad es vivificada por la Sagrada Palabra. 

  • Oh Sumo Alfarero, 
  • los pueblos del mundo están anclados en sus ancestrales tradiciones. 
  • Y Tú, oh Cristo Jesús, viniste a despojar en tu rueda del inicuo la maldad; y transformarlo en un vaso nuevo,
  • para que pueda sembrar a su paso Cristocéntricas bendiciones.

  • Oh Rey de reyes y Señor de señores, 
  • es tal tu inconmensurable piedad, que el profano no la puede interiorizar. 
  • Y tu gloria sería manifiesta en sus intempestivas peticiones, 
  • si al gran Yo Soy pudieren glorificar.

  • La Biblia enseña: Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es el hombre que considera en un espejo su rostro natural. 
  • Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida como era.
  • Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.
  • Oh Hijo del Hombre, tu medida celestial, 
  • se torna visible en la angostura de la vereda;
  • porque el que es santo, con las obras de su cuerpo que es templo del Espíritu Santo, en sus celestiales alturas siempre vence.
  •                Paz de Cristo 

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