Velad en todo momento,
para dar pureza a vuestro altar.
Sólo en el Amén Redento,
de Gracia, se puede amar.
El Señor Jesús, vino a por los perdidos,
nada le obstaculizó.
Perdonó de todos los pecados,
al que postrado a sus pies se arrepintió.
A través de la fe,
oh Señor, nos das el conocímiento.
Tu Gloria, no se ve;
pero la Verdad del Lugar Santisimo, nos revela el Sagrado Testamento.
¡Volved en sí;
Cristo, viene!
Tu vida, toca a su fin;
y el alma, ante el Señor, cautiva enmudece.
La Justicia de Jesucristo,
tiene una balanza Santa.
Y en la pureza del Santo Espíritu,
pesa el alma.
Paz de Cristo
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