Anegados por la iniquidad,
en Cristo brilla la esperanza;
al ser su Sangre de Eternidad,
la que liberta del diablo y su asechanza.
No admitas la rendición,
ante las tinieblas del camino;
porque siempre prevalece la bendición,
que derrama desde su Gloria el Altísimo.
De Noé, fue el arca
que le libró del abismo:
el Señor Jesucristo, forjó la alianza
con los adoradores, que se postran en el Lugar Santísimo.
Vivimos en las oscuras cuevas del alma,
sin la belleza de su Luz;
que lleva por el camino de Salvación al que ama,
como amó el Señor Jesús.
En la tentación del abismo,
no se edifica;
porque solo en el Santo Espíritu,
Jesucristo te Glorifica.
Paz de Cristo.
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