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sábado, 23 de marzo de 2019

BONDAD Y MALDAD, MANIFESTADAS EN UNO MISMO, OH CRISTO

Atravesamos desiertos de amarga  desventura,
oh Cristo.
Aún siendo en el Señor, nueva criatura,
habrás de velar y orar con inquebrantable persistencia, para no contristar al Santo Espíritu.

La asechanza del maligno,
se mimetiza en la naturaleza de cualquier vicisitud.
El pecado nunca estará en el cristiano altruismo;
sino en la indiferencia, ante la verdadera luz.

Por acción u omisión,
tus hechos los juzgará el Sumo Hacedor.
Si el don perfecto se perpetúa en el corazón, 
siempre seremos ceñidos con la máxima provisión de amor.

Oh Señor Jesucristo, tenemos la absoluta certeza,
de que a toda oveja perdida irás a buscar.
Tú, oh Rey de reyes, te despojaste de la majestuosidad regia,
para que toda alma en su desorientación, a través de tu Palabra, te pueda al fin amar.

Oh Cordero inmolado, con el inmenso dolor, 
padecido por los hirientes clavos que te asieron al martirio de tu crucifixión,
la preciosa sangre derramada en el Calvario, nos ha dado vida de gloria.
Y a los que creemos en la Unicidad de tu redención,
de gracia recibiremos la celestial victoria.
                     Paz de Cristo 










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