Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.
El precepto bíblico de esfuérzate y se valiente, el pueblo no lo estimó en su vanidad.
La meditación persistente en la Palabra, pasó a un segundo plano,
y esa inercia se convirtió en humana futilidad.
Doblegar a la ignorancia, oh Cristo Jesús,
es la obra más ardua.
De las tinieblas a la luz, oh Señor, es la transformación del sobrenatural prodigio al que tiene acceso el alma.
Porque la apariencia de benignidad en el hombre, oh Señor Jesucristo,
es diametralmente opuesta a su sórdido interior.
Solo la llenura del Santo Espíritu,
manifiesta sin variación la verdad del amor.
El temor de Jehová,
lo ha desvirtuado la insolencia del mundo profano.
Y con un infame mandamiento se matará;
aboliendo el Evangelio, que descendió del eterno santuario.
Las santas manos del Alfarero,
han concebido tu vida.
Tú sabes que eres efímero.
Y será bella tu existencia; si por Dios ha sido medida.
Paz de Cristo
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