Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedir tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
De los harapos raídos has de desnudarla sin falta.
Y en el Espíritu, de lino blanco revístela;
porque el Rey de reyes, solo salva a las que aman con fragancia santa.
Oh Cristo Jesús, rescátanos de la inmunda sordidez,
que las tinieblas sembraron en el alma ancestral.
Y derrama la perfecta candidez,
que es provisión de tu gracia celestial.
Porque en un niño de radiante candor,
te has de convertir.
Para al pesar, oh Señor, del corazón el amor,
lo anuncie su consagrado latir.
Qué tu alma se afirme en la salvación,
y persevere hasta el fin.
Oh Señor Jesucristo, el arrebatamiento de tu Iglesia, no obedece a la humana razón;
razón demás para, en la Palabra, confinar nuestra libertad del eterno existir.
Oh Omnipotente Redentor, en la predicación de tu Evangelio,
disociaste con gran perfección a los que pudieron creer y los que no creyeron.
De otra manera, hubiera sido imposible redimirnos sin la cruz de tu sacrificio;
y así, ser obedientes a las doctrinas fundamentales de salvación.
Paz de Cristo
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