Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Sobrenatural testimonio da el Espíritu.
Tu venida se originó en el misterio profundo,
oh mi Señor Jesucristo.
Oh Cristo Jesús, Tú eres el pan de vida,
que nuestra existencia transformó.
Aliméntanos con la Palabra Sagrada,
y nuestra alma no visitará el tenebroso Seol.
El Señor Jesús, en la santa cena, dijo: Tomad, y comed; este es mi cuerpo.
El eterno alimento, Cristo, es el Verbo hecho carne.
Qué dejó su trono regio,
para redimir al hombre de perversión infame.
Oh Señor Omnipotente, nada fue obstáculo para que se cumpliera la Escritura.
Y que tu preciosa sangre derramada, nos diera vida, y vida en abundancia en la cruz del Calvario.
Tu redención, oh Señor, la única y verdadera,
descendió del eterno santuario.
Oh Redentor, Tú pusiste la vida y la volviste a tomar,
siendo el primogénito de los muertos resucitados.
Éste es el milagroso maná que nos ha de alimentar,
para ser en el día postrero tus siervos bienaventurados.
Paz de Cristo
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