Oh Cristo, a tu amada Iglesia,
elevarás a la gloria por su dimensionada fe.
En el arrebatamiento será guardada;
porque ha visto, lo que el mundo no ve.
Oh Cristo Jesús, las buenas nuevas de salvación eterna,
fueron, oh Señor, por ti predicadas al judío, y también al griego.
Transformaste en carne el corazón de piedra,
para que creyera en el Evangelio.
Oh Señor Jesucristo, Tú nos escogiste;
porque nos amaste primero.
Y revelado fue tu Nombre,
a los que iban a abrir la puerta del cielo.
Oh Redentor, al ser humano le has dado un tiempo de su exiguo tiempo,
para buscar tu rostro.
Haz un recordatorio de todos tus pecados,
para someterlos a un verdadero arrepentimiento;
y el Señor, derramará sobre ti el amor
que excede a todo conocimiento.
Oh Salvador, nadie sabía que tu vida ibas a ofrendar,
como expiación por los pecadores.
En tu santuario figuran los nombres de las almas que has de salvar;
y en la eternidad, postradas adorarán al Rey de reyes y Señor de señores.
Paz de Cristo
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