Oh Jehová, celoso eres de tu gloria,
y no permitirás que nadie la mancille.
Su umbral hollará, oh Señor, el alma salva,
y morará en ella eternamente.
Oh Todopoderoso Señor, cielos y tierra has creado,
para que te rindan adoración.
Por tu sagrada diestra todo ha sido probado,
y nada inmundo será de salvación.
Oh Señor Jesús, la idolatría de los perversos,
son esculturas hechas por humanos.
De ignominia van vestidas, con unos mantos muy ostentosos;
pero ningun soplo de Dios, les dio vida; y no hablan, ni oyen, ni ven, ni palpan, ni huelen, ni andan, ni con su garganta al Rey de reyes elevan salmos.
Oh Cristo Jesús, tu omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia,
la desconocen los idólatras.
Porque si sobre ellos se derramara tu presencia,
te adorarían en espíritu y en verdad, oh Rey de la gloria, y a tus pies estarían postrados con alabanzas.
Tu bendición, oh Redentor,
no hace acepción de personas.
La condición indispensable es que tu ofrenda de amor,
la uses para la salvación de las almas.
Paz de Cristo
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