Oh Cristo, nadie puede cerrar tu puerta,
que es la Palabra de salvación.
Sobre las tinieblas prevalecerá su gloria eterna;
y de lo guardado, guardará tu corazón.
Los que dicen mentira,
niegan al Señor Jesucristo.
Y sumidos en la ira,
contristan al Santo Espíritu.
Oh Cristo Jesús, el que persevera con paciencia,
en tu Nombre convierte almas.
Oh Señor, derrama tu dádiva de excelencia;
y en tu venida, como ladrón en la noche, al cielo serán arrebatadas.
Oh Sumo Hacedor, eres la única autoridad,
sobre el universo por ti creado.
Y abres y cierras indistintamente la eternidad,
al que quiera ser por tu Sagrada Escritura santificado.
Oh Fiel y Verdadero,
el que tenga oídos, oiga, lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Para ser salvas el día postrero,
de óleo santo han de rebosar sus vasijas sagradas.
Oh Salvador, probarás a los vencedores,
con la corona de santidad.
Y de la nueva Jerusalén, seremos moradores,
para vivir con el alto y sublime que habita la eternidad.
Paz de Cristo
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