ESPÍRITU DE PAZ EN CRISTO

Al cielo sobrenatural me has elevado, oh Cristo, 
asido a tu sagrado poder. 
Envuelto estoy en el Espíritu;
porque en tu majestuoso Nombre, me has permitido creer.

Oh Cristo Jesús, en un yermo desierto, 
tuve la visión santa de tu inmensa paz.
Y descubrí en el alto y sublime que habita el firmamento,
que por los siglos viviré con Él en la inefable eternidad.

Ninguna circunstancia se antepondrá al regocijo de paz, 
que es la adoración solemne a tus gloriosos pies, oh Señor Jesucristo.
Y has de saber, que los ríos de agua viva correrán en el interior del alma, del que en el Rey de la gloria ha creído.

Oh Fiel y Verdadero, en las ondas del mar arbolado pusiste paz,
y en una gran bonanza lo convirtió tu resplandor. 
La mayor provisión, oh Señor, que desactiva la tempestad,
es la bella inocencia del amor.

Oh Cordero inmolado, como un silencioso torrente de paz,
se afirmó en el dolor del universal corazón. 
Y con inmedible fe, oh Dios, en tu verdad,
ha de ser la paz de mi salvación.
                       Paz de Cristo