Qué tus fuerzas reposen en Cristo,
cuando edifiques la casa.
Solo por su Espíritu,
será de indivisible soldadura el ungüento de argamasa.
Oh Cristo Jesús, Tú eres el Todopoderoso Arquitecto,
que afirmas una construccion de máxima seguridad.
Y en su profundo cimiento,
permanece invariada la indubitable verdad.
Oh Señor Jesucristo, el tabernáculo fue erigido,
por la perfecta santidad.
Y de oro puro revestido,
siempre reflejó el resplandor de la insondable eternidad.
Oh Fiel y Verdadero, de tu gracia proviene nuestra santa vida;
pero las almas solo descubrieron el sobredimensionado umbral.
La obscena mirada,
hizo desdén de lo celestial.
Oh Cordero inmolado, la abominable visión de la cruz en tu último sacrificio,
se hizo universalmente manifiesta.
Haz una ventana con una abertura exterior de un ínfimo orificio,
y delimitarás el consagrado santuario para vida eterna.
Paz de Cristo
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