El conocimiento de la Palabra,
en la obediencia se define.
Y el que su profundidad escudriña,
lo guarda el Omnipotente.
Los dardos del maligno,
buscan refugio en el corazón.
Y contaminado por su perverso maleficio,
serás de perdición.
Oh Cordero inmolado, ofrendaste tu vida en la cruz,
para salvación de muchos.
Perseverar hasta el fin en tu luz,
nos preservará de los abismos nauseabundos.
Determínate,
no des más mérito al anticristo.
Reviste a tu alma de un blindaje,
que multiplique el majestuoso resplandor del Santo Espíritu.
Velad y orad,
para derrotar en su insidia al anticristo.
No hay fuego fatuo que extinga la verdad;
y al fin hará converso, oh Cristo, al errático incircunciso.
Para sepultar al anticristo,
el bautismo en el nombre de Jesús tiene poder.
Pero en la gracia del Dios vivo,
los que quieran ser salvos han de creer.
Paz de Cristo
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