Discierne los misterios de la Palabra,
y te revelará los pensamientos y los caminos de Cristo.
Y su perfecta luz resplandecerá en tu alma,
con el fulgor del Santo Espíritu.
Y en los desiertos de tu vida,
habrá vergeles inmarcesibles.
Toda tierra yerma, oh Señor, será purificada,
y correrán los rios de agua viva por cauces invencibles.
No mirarás más al pasado,
por el que discurrió tu errática existencia.
Y serás de Jesucristo el hijo bienaventurado,
que predique su Evangelio de excelencia.
Qué los pensamientos y las intenciones de tu corazón,
sean siempre para gloriarte en el nombre de Jesús.
E irradiarás una paz a la sazón,
de ilimitada plenitud.
Ver el rostro del Señor es tu anhelo;
y se verá cumplido, al transformar tu mentira en su verdad.
Porque para que tu nombre esté escrito en el cielo,
tu vida has de vivirla en santidad.
Paz de Cristo
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