Jesús, dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
La muerte, oh Señor, no te pudo retener.
Y es que a mi dormido corazón resucitaré;
porque nadie ha enmudecido su latido de vida, sino que yo de mí mismo la pongo y la vuelvo a tomar, por la gloria de mi eterno poder.
Y el Rey de reyes, aseveró; Yo soy el primero y el ultimo; y el que vivo, y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Oh Señor Jesucristo,
anotados tienes en el misterio de tu santuario, desde antes del inicio de la vida, y hasta más allá de la muerte, todos y cada uno de nuestros pensamientos y vicisitudes.
Y es que por la fe, somos desde la eternidad y hasta la eternidad siervos celosos de tu Santo Espíritu.
A los que hemos creído en tu nombre, oh Señor de señores, nos has dado el Espíritu de resurrección.
El Señor Jesús, anunció: El que creee en mí, aunque este muerto vivirá.
Y para eso has de grabar en las tablas del corazón,
que solo por la obediencia de su Palabra, tu alma se salvará.
La Biblia dice: De lo recibido de gracia, dad de gracia.
En la predicación del Evangelio, se hace manifiesta la diferencia del verdadero seguidor de Cristo Jesús.
Y al hollar la sagrada senda,
las almas en tinieblas resucitarán en su admirable luz.
Porque por ti fui escogido,
oh Rey de la gloria,
En la vida me has bendecido,
y en mi muerte recibiré el galardón de la eterna victoria.
Paz de Cristo
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