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sábado, 2 de noviembre de 2019

LUCAS 14:25-27 EN CRISTO

Grandes multitudes iban con Él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discipulo.
El grado de exclusividad que tu Evangelio demanda, oh Cristo, es asumido por la abnegación de una exigua minoría.
Poner por obra cada bíblico versículo, 
abrirá la puerta de tu gloria, oh Señor, al siervo que solo en ti se gloría.

Ritualizar la Sagrada Escritura, 
no produce avivamiento espiritual en la humanidad, inmersa en el engaño manifiesto de ancestrales doctrinas.
El evangelismo que convertirá al incircunciso en  una nueva criatura;
ha de pasar por la persistente predicación de la sana doctrina, llevando el conocimiento de la verdad al obscurantismo de las almas afligidas.

Jesús, dijo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Y también: Si vosotros permaneciereis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Nada se substrae, oh Señor, a tu Escritura Sagrada;
porque tu sobrenatural sabiduría corta como toda espada de dos filos; aun a los corazones insensibles.

La Biblia dice: ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os revelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
La contumacia del ser humano es ilimitada.
Pero tu alma no ha de estar triste;
si al fin puedes reconocer en el Omnipotente Redentor, que por su excelsa diestra, tu vida será bienaventurada.

Oh Señor Jesucristo, tu manifestación en carne,
es vanalizada sistemáticamente por la sórdida humanidad.
Pero has de saber, que solo uno salva y Jesús es su nombre;
y el que en Él no cree, no le verá en la gloriosa eternidad.
                             Paz de Cristo 











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