La Palabra descendió del santuario eterno,
y se ha de predicar con solemne unción.
No cabe ninguna inercia del mundo inconverso;
si estamos adorando en tu presencia, oh Señor Jesucristo, con todo nuestro corazón.
Oh Cristo, gustar tu sagrado pensamiento,
nos da provisión de la verdad.
Y es que de tu gracia vive el sentimiento,
que por fe nos hace ver la eternidad.
La perniciosa doctrina,
es el profano e inadvertido intrusismo del maligno.
Oh Cristo Jesús, guárdanos en tu sabiduría bíblica,
para ser llenos del Espíritu.
Ten en cuenta que el control de tu vida,
permanecerá siempre en Jesucristo.
La Palabra eterna es por el Santo Espíritu bendecida,
y la percibe el que vive en santidad, por ser templo del Altísimo.
Jesús, verbalizó: Mas yo os digo que toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Y es que la fuente de toda pureza está en el humano pensamiento.
¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen! Son las palabras de tu grandiosa y sublime misericordia, que pronunciaste, oh Señor Jesús, cuando estabas en el más vil martirio, siendo el Santo de Israel en el monte Calvario crucificado.
Y la muerte no te pudo retener, porque la venciste al tercer día, proclamándote el primogénito de los muertos resucitado. Y en tu majestuosa exaltación ser el Soberano Rey de la gloria y del eterno firmamento.
Paz de Cristo
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