Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará.
Y le impactarás sobremanera, hasta hacerle volver en sí.
Y al ser hacedor de la Palabra, el Sumo Formador lo aprobará;
porque en el propósito de su voluntad, has dado cumplimiento al sobrenatural fin.
Oh Rey de reyes,
de tu pensamiento eterno emana el poder.
Y habrás de estar revestido con el vínculo perfecto del amor, para que la provisión de sus sagrados bienes,
a la sazón, se derramen profusamente sobre tu vida; y este es, oh Señor, el milagroso anhelo, que ha de obrar con firmeza en la gracia de creer.
Oh Señor Jesús, en la invocación de tu nombre se sustenta la diferencia,
para que la conversión del perdido sea un hecho.
Usa con determinación la Palabra en su máximo grado de excelencia;
y en lo que no se veía, se hará visible lo perfecto.
En la intercesión, oh Señor Jesucristo,
toda impiedad revertirás en profundo amor.
Porque la tierra yerma será un vergel en el Espíritu,
al abrirse el cielo con nuestro ferviente clamor.
No ha de haber desmayo en la oracion;
porque el Todopoderoso Salvador, pesa los corazones.
Y predicarás con denuedo el Evangelio, hasta que todas las almas en condenación,
reciban del Rey de la gloria sus eternas bendiciones.
Paz de Cristo
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