La Biblia dice: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
Y también: Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.
Oh Cristo, todas las familias en tu nombre son benditas;
y el santuario celestial derrama el fulgor, que a sus bienaventurados pies es sagrada lumbrera.
Nada elude tu control, oh Cristo Jesús,
y tu santo linaje ciñe de perfección a la familia consagrada.
De sobrenatural visión, oh Señor, es tu admirable luz,
al reververar en la casa, que por tu excelsa diestra es santificada.
Por tu Espíritu prodigioso es sustentada la fragil vida,
y se la has dado en abundancia al que creyó en el misterio de la piedad.
Oh Fiel y Verdadero, anhelamos tu venida,
para ver tu sublime rostro los siervos en santidad.
Es imposible suplir,
lo creado por el Todopoderoso Redentor.
Porque el milagro de vivir,
es concebido por la inconmensurable misericordia de su majestuoso amor.
Por la Palabra de tu poder, oh Señor Jesucristo,
diste visibilidad a la invisible creación.
Y en el epicentro del Santo Espíritu,
serán coronodas las benditas familias de tu salvación.
Paz de Cristo
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