Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.
¿Quién es verdaderamente nueva criatura en Cristo; habiéndose despojado del viejo hombre?
Porque en el nombre de Jesús se purificó cada recoveco de tu alma obscura,
para poder en el Señor gloriarte.
Inmundos éramos, antes de arrepentirnos a los pies de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Practicabamos, por desconocimiento de la Palabra, toda clase de perversión.
Pero en este nuevo tiempo, somos templo del Santo Espíritu.
Por tanto, que nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón.
La Biblia dice: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Oh Cordero inmolado, nunca nadie amó, ni amará más.
Oh Rey de reyes, en la cruz nos perdonaste para un eterno fin:
salvar nuestras erráticas almas.
De gracia recibes la gloria y honra del Señor Altísimo.
Todo anatema es ignominia del innombrable.
Ponte el yelmo de salvación y la coraza de justicia, para resistir al maligno;
y habrás dado el gran paso, para ser un consagrado discípulo en su luz admirable.
Oh gran Yo soy, anhelamos tu salvación;
somos siervos expectantes de tu arrebatamiento.
Ver tu rostro, oh Todopoderoso Salvador, es la gloriosa unción,
que tienes reservada a las almas santificadas, que se eleven a tu sagrado firmamento.
Paz de Cristo
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