Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.
Y es que, en el escaso recorrido de la humanidad se dispersaron sus diezmadas fuerzas.
Y se marchitó la siembra;
porque en tu nombre, oh Rey de reyes, no pudieron edificar sus distorsionadas certezas.
La mortandad existencial del ser humano,
se precipita inexorablemente hacia el abismo, oh Soberano Señor Jesucristo, sin tu presencia.
En su precario entendimiento, se hace desdén de lo espiritualmente sano;
nada se sustenta en la excelencia.
El sublime poder es la Palabra;
y de su gracia se recibe el sagrado conocimiento.
Porque, oh Todopoderoso Redentor, Tú suples la necesidad también del que no te agrada;
aunque su casa está insegura, al no tener la bendicion del Fundamento.
La Biblia dice: La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.
Qué la acción de gracias a nuestro Altísimo Señor Jesucristo, sea un eco santo que rebose el universo.
Has de quebrantar tu espíritu a los pies de Cristo, y darle la mejor ofrenda,
para ser su digno siervo.
Oh Sumo Salvador,
en tu eterno santuario predeterminaste la salvación de las bienaventuradas almas.
Y a sabiendas, de que sin santidad nadie verá al Señor;
nuestro amor por el projimo, sigue haciendo aguas.
Paz de Cristo
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