Bendito Jehová Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad; y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya.
Con tu excelsa diestra, oh Alto y sublime, sustentas el universo. Y los cielos de los cielos no te pueden contener.
Oh Rey de reyes, de tu control, nada está fuera;
por eso, solo en tu nombre que es sobre todo nombre hemos de creer.
La Biblia dice: Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Asidos a la fe, viviremos cada segundo de nuestra vida.
Tú, oh Cristo Jesús, nos salvarás de la muerte.
Y nuestro refugio perfecto es la fortaleza del que en tu santidad se regocija.
Desecha el yugo de tu arrogancia,
y vive invariablemente sometido al Santo Espíritu.
En tus fuerzas, comprobarás, que esta el poder de su celestial presencia,
que la provee únicamente el Altísimo Jesucristo.
A tu fidelidad, oh Todopoderoso Salvador,
nos han unido tus infalibles promesas.
Porque con tu sobrenatural amor,
oh Rey de la gloria, viviremos en las moradas eternas.
Oh Santo de Israel,
Tú eres la estrella resplandeciente de la mañana.
Los prodigios y milagros son todos en Él y por Él.
Y en la gloria de la nueva Jerusalén, moraremos por su majestuosa gracia.
Paz de Cristo
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