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miércoles, 8 de abril de 2020

ISAÍAS 48:9 EN CRISTO

Por amor a mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro.
¡Oh Jehová, Tú eres el principio y el fin, el primero y el postrero!
Busca de día y de noche su majestuoso rostro;
no te demores, Él es tu Salvador, y siempre lo hallarás en el áureo e intangible tiempo.

La Biblia dice: Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.
El universo nos habla del Altísimo Creador.
Sabed que el único Dios es el Santo de Israel, 
y no hay otro Dios fuera de Él.

Y también: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Y es que, el que persevere hasta el fin será salvo;
porque no ha habido fingimiento en la consagración de su alma.

Oh Cristo Jesús, tu ajusticiamiento en la cruz del Calvario,
no ha circuncidado el corazón del hombre.
La incisión en tus manos y pies, oh Cordero inmolado,
no ha llevado a la humanidad a reconocer el derramamiento de tu preciosa sangre.

Es de tal carencia el amor del ser humano,
que en ninguna de sus respuestas te da las gracias, oh Rey de la gloria.
Y ha de saber el mundo de antemano,
qué el que no ame primero al Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, no morará en el paraiso de la eterna victoria.
                     Paz de Cristo 




 







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