Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Oh mi Cristo, de gracia hemos recibido el sagrado privilegio de entrar en el lugar santísimo.
Oh Cordero inmolado, en la cruz del Calvario, ofrendaste tu vida a la inmisericorde chusma de abyectos;
y aún tuvieron que palpar tu sagrada llaga y las hendiduras de los clavos, por la incredulidad de su ancestral obscurantismo.
¿Por qué la mentira ha seducido de forma tan perversa a la humanidad? Esta es la pregunta, que hasta el momento presente no le hemos dado humana respuesta.
Sin embargo, por la Palabra sabemos, que Jesucristo vino ha deshacer las obras del diablo.
Y a través del don de la fe nuestra alma está dispuesta,
a predicar el Evangelio en toda la tierra; y aun a dar la vida, por el que de Israel es Santo.
Sí, nosotros somos heraldos de tu memoria, oh Alto y Sublime.
Hemos sido consagrados tus discípulos,
para resistir hasta la sangre,
por ser tus verdaderos hijos.
No somos dueños de nosotros mismos.
Tus siervos hemos de saber, oh Fiel y Verdadero, que nuestro cuerpo es templo del Santo Espíritu.
Y que clamamos a tu gracia, para que nos guardes de los abismos,
oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
Concernidos estamos en tu sabiduría de lo alto,
invocando únicamente dos almas tu santisimo nombre, oh Cristo Jesús.
Asidos estaremos eternamente a tu majestuosa mano;
si hasta el fin perseveramos, oh Señor, tus hijos de luz.
Paz de Cristo
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