Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.
No sigas por la senda espaciosa que te lleva a la perdición.
Y sé compasivo con la iniquidad de tus ancestros,
para que tu santuario sea el angosto camino de perfección.
La Biblia dice: No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.
Da tiempo al espacio de santidad, y evita toda contienda.
Sustentante en la sabiduría de los cielos,
que te abre el entendimiento santificando tu existencia.
Qué no te asalte la duda, ante el hecho de deshacerte del lastre impuesto por el maligno.
Oh mi Cristo, sé que tu gozo es mi fortaleza.
Y nada se opondrá al celestial destino;
porque, oh Señor, en la fe que Tú me has dado, vive mi única certeza.
Oh Señor Jesús,
de tu esperanza bienaventurada somos dignos siervos.
Y hasta las profundidades de nuestra alma ha llegado el resplandor de la eterna luz;
por lo cual, oh Rey de la gloria, todos los nombres de los santos de tu Iglesia amada están escritos en los cielos.
Oh Fiel y Verdadero,
de gracia he recibido el arrepentimiento para ser salvo.
Y, oh Altísimo Salvador, haz que mi mirada esté asida al inmolado Cordero,
que derramó su preciosa sangre, por toda la humanidad, en la cruz del monte Calvario.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario