Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
En el eterno poder de tu Palabra vuela el alma santa.
Oh Sumo Creador, que añadan un palmo a nuestra estatura tus bendiciones;
y de gracia nuestro alto refugio será la eterna morada.
Sé que para siempre es tu fidelidad,
oh Altísimo Señor.
Y que nada supera tu santísima paz,
porque en ella pervive tu inmarcesible amor.
Ten un verdadero encuentro con el Señor Jesucristo,
y en tu corazón resplandecerá la santidad.
Porque en la revelación de su Santo Espíritu,
se manifiesta majestuosamente la eternidad.
Jesús, dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
Aún con este sagrado argumento,
los mimbres de la fe se tornan quebradizos;
¿será que el don perfecto, no obra en nuestro desvirtuado pensamiento?
Oh Omnipotente Salvador,
has de obrar de continuo en la corrección de nuestro pasos.
Y, oh Sumo Alfarero, moldeados con tu amor,
seremos de la nueva Jerusalén gloriosos vasos.
Paz de Cristo
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