Busca en la senda angosta,
los sagrados pasos de Cristo.
Y que tu clamor sea una oración perfecta,
incensada por el Santo Espíritu.
Afirma tu espíritu,
cuando tengas ocasión de caer en la inmunda perversión.
E invoca con denuedo el nombre del Altísimo Jesucristo,
para que no caiga en el abismo tu atribulado corazón.
La Biblia dice: Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.
El maligno persistirá en su abominación, para que tu pavorosa condena sean las llamas del infierno.
Si eres digno de seguir a Cristo Jesús, has de tomar tu cruz con el designio glorioso del que perseverará,
hasta traspasar el umbral del santísimo cielo.
En cualquier circunstancia vivida,
la gloria habrás de dar con gozo al Todopoderoso Redentor, que dio su vida por ti en la cruz del Calvario.
Y tu alma no tendrá excusas, para estar en su totalidad redimida;
ante el juicio postrero del Omnipotente Señor y Salvador Jesucristo, que con su sangre derramada justificó tu sórdido pecado.
Oh Rey de la gloria,
tu Palabra es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos.
Y de gracia recibida, oh Señor, será la anhelada victoria,
de tus consagrados hijos.
Paz de Cristo
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