También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.
La oración con alas santas que se eleva al trono de la gracia, está incensada de una fragancia sobrenatural.
¿Habrá mayor privilegio, oh Señor, que por la humana intersección, tengas la inmensa conmiseración de tu oído inclinar,
para derramar de lo alto el milagro celestial?
La Biblia dice: Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Oh Cristo Jesús, Tú conoces el grado de fe del intercesor;
y tu santa voluntad no provee de lo que el veleidoso corazón propuso,
sino de la gozosa petición del que busca una sublime respuesta en tu excelso amor.
Jesús, dijo: Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Sabemos que para siempre es tu misericordia, oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
Y nada le será irrelevante, en lo que en la oración de fe le pidieréis;
porque únicamente obedecerá a la verdad del Santo Espíritu.
La Sagrada Escritura en su definición de fe, dice: La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Y también: Sin fe no se puede agradar a Dios.
Porque no es por vista, sino por fe,
por lo que invariablemente en espiritu y en verdad, oh Omnipotente Redentor, te agradamos.
A Jesús, uno de sus discípulos le dijo: Señor enséñanos a orar.
Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
Y así en la Palabra has de perseverar;
porque sin santidad, no verás al Señor de la gloria celestial.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario