Cristo vino a deshacer las obras del diablo.
Edificarás sobre la semilla que Dios ha sembrado en tu espíritu;
porque al ser tú su hijo bienaventurado,
has recibido la sobrenatural unción del Omnipotente Señor Jesucristo.
La concupiscente asechanza del maligno,
solo obedece a la perversa pretensión de apartarnos del Santo de Israel.
Y ante la trampa de su sobredimensionado plan libertino;
habrás de anteponerle la gracia, del que al Rey de la gloria es fiel.
Jesús, dijo: Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Lucha hasta tu último aliento, para ser inexpugnable a la mentira.
La verdad, oh Cristo, será de indisoluble transparencia en los que a tus pies se postran;
y se cumplirá, oh Altísimo Señor, que eres grande en misericordia, y lento para la ira.
Y también: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Si eres solo oidor, y no hacedor de la Palabra; obra en lo sórdido de tus hipócritas desvelos.
Y se tornará en tiniebla tu pretendida santidad.
La indiferencia sostenida y sin fisuras ante el maligno,
revertirá, oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, en la verdadera libertad.
No desmayes al superar las barreras del angosto camino;
y habrás interiorizado la Cristocéntrica paz.
Paz de Cristo
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