Según sean tus obras,
será tu recompensa en Cristo Jesús.
Únicamente en nuestra infancia no habrá acciones a ser perdonadas,
al ser de gloriosa plenitud.
Tú has nacido para vivir en libertad.
Pero has de estar concernido en el Espíritu
de la eterna verdad,
que es Jesucristo.
Lo que el mundo llama libertad,
es la estrecha connivencia con el diablo.
Práctica diametralmente opuesta a la sagrada eternidad,
a la que Dios nos ha llamado.
Jesús, dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
La inocencia de un niño conmueve el alma.
Si en el nombre de Jesús recibimos a uno de ellos,
es como si recibiéramos al Rey de la gloria, que con sobrenatural gracia nos ama.
Qué es dueño absoluto de sus actos, piensa el ser humano;
pero obvia, que él no se ha creado a sí mismo.
Meditar en los bíblicos preceptos le llevará a entender de facto,
que su vida la mide de principio a fin el Todopoderoso Señor Altísimo.
Paz de Cristo
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