Satanás inoculó la mentira al ser humano en la bella desnudez de su perfecta pureza;
y con el disfraz de serpiente le bastó.
El paraiso, oh Altísimo Señor, era del ser humano la santísima certeza;
pero por la vil ignominia lo cambió.
Y aún ahondamos en esta distorsión perversa,
del obscurantista legado.
Oh Cristo, tu sobrenatural verdad es tan manifiesta,
que la humanidad en su tibieza, no ha alcanzado la sabiduría de lo sagrado.
La Biblia dice: Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden a estos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?
Pues no somos como muchos, que medran falsificando la Palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.
Oh Omnipotente Redentor, la cruz que me mandaste tomar, en mi vida permanece;
y día y noche con la Sagrada Palabra me santifico.
Oh Rey de la gloria,
de tu santísimo linaje provienen los hijos de luz.
Y la corona de eterna victoria,
sera nuestro galardón en Cristo Jesús.
No exite mayor gracia, oh Todopoderoso Salvador,
que en el tercer cielo contemplar la eternidad de tu mirada.
Y, oh gran Yo Soy, con tu majestuoso amor,
regocijarse en la salvación del alma.
Paz de Cristo
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