Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos ante su santo monte, porque Jehová nuestro Dios es santo.
Oh Señor, de la falda de Sion,
es la provisión de tu fragante viento,
que da alas espirituales al afligido corazón.
Rendidos a tus pies, oh Cristo Jesús,
y con inusitada humillación hemos de estar sin limite de tiempo.
Y nos alumbrará tu admirable luz,
para ver el rostro eterno.
Los clavos de tu sacrificio en la cruz, oh Señor Jesucristo,
sollozan cautivos de tu sagrada pureza.
Porque Tu eres el Codero inmolado más bendito,
que quita el pecado del mundo con santísima certeza.
La incredulidad, oh Omnipotente Redentor,
toco fondo en tu resurrección.
Y ante tu sepulcro, te hizo el vacío toda alma en derredor;
no dando pábulo a tu vivificante corazón.
Oh Sumo Salvador Jesucristo, antes de elevarte a los cielos,
formaste la gran comisión.
Y fue tu instrucción, que se predicase el Evangelio hasta lo último de la tierra, con el mayor de los celos;
para que el alma que en tu nombre creyera, oh Fiel y Verdadero, fuera de eterna salvación.
Paz de Cristo
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