Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Todas nuestras vicisitudes con el ser humano, cualquiera que sea su condición, han de obedecer exclusivamente al adoctrinamiento de la Sagrada Palabra.
Qué predicáramos el Evangelio hasta lo último de la tierra, fue lo que Cristo Jesús, dijo.
Y con su unción sobrenatural, serviremos al Señor de la gracia.
No será relevante, oh Fiel y Verdadero,
el método de predicación a emplear.
Pero tu nombre, con denuedo,
día y noche he de invocar.
A salvar almas nos has enviado, oh Todopoderoso Jesucristo.
Y has de dar el máximo discernimiento a tu fe en el empeño.
Aunque te ha de guiar el poder del Santo Espíritu,
para ver la gloriosa verdad del cielo.
Afirmarse en el Rey de reyes y Señor de señores,
requiere del máximo candor de tu espíritu.
La fidelidad y pureza de tus oraciones,
se han de gloriar siempre en el Omnipotente Señor y Salvador Jesucristo.
El tiempo de tu existencia lo mide el gran Yo soy, desde la eternidad y hasta la eternidad.
Si siembras con sabiduría la mejor semilla,
brotará la santa espiritualidad,
que del linaje del Padre eterno es genuina.
Paz de Cristo
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