Oh Cristo, Tú eres el único fiel,
todo lo sustentas en la verdad perfecta.
De lo recibido de gracia, oh Santo de Israel,
fueron manifiestos en mi alma los prodigios de eterna excelencia.
Si no dejamos los ojos fijos en Jesús,
nos desviaremos irremisiblemente a toda inmunda tibieza.
No nos apartemos de su majestuosa luz,
y resplandeceremos en su celestial grandeza.
Jesús, dijo: Yo conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frio o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Oh Fiel y Verdadero, eres enfático en tu aseveración.
Y en tu determinación, absolutamente inequívoca,
no caben los de fatua fluctuación.
La Biblia dice: El Seol y el Abandón nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
Añade un palmo a tu estatura, y verás la eternidad.
Oh Señor Jesucristo, elévame con las alas de los sagrados vientos,
para encontrar el santo refugio de la verdad.
Oh Rey de la gloria,
la indiferencia y la tibieza van de la mano.
Y en tu altar no habrá victoria,
si no amas al Dios Altísimo, que dio su vida por ti en la cruz del monte Calvario.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario