- Haced morir, pues lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.
- Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.
- Oh mi Cristo, ser nueva criatura en tu nombre, es la bendición de lo alto más grandiosa dada a las almas, que nos abre la gloriosa puerta de entrada a las bíblicas promesas;
- y que se cumplen inexorablemente en el que al Santo de Israel invoca.
- La Biblia enseña: Digo, pues, andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
- Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
- Oh Cristo Redentor, en la inmolación del Calvario se hizo manifiesta tu sobrenatural piedad; no dando prerrogativas al diablo abominable,
- sino redimiendo y justificando al mundo con tu preciosa sangre derramada, para transformar el corazón de piedra en carne, a los que de gracia recibiereis.
- La Biblia constata: Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
- El Señor no retarda su promesa, según algunos tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
- Oh Fiel y Verdadero, Tú eres desde la eternidad y hasta la eternidad luz y guía,
- del que te ha profesado genuina adoración, oh Señor, con sacrificio de espíritu en su quebrantamiento.
- La Biblia dice: Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
- No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
- Oh Alto y Sublime, nos sustentas con tus perfectos mimbres,
- para que vivamos piadosamente en tu loor.
- Jesús, dijo: He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
- Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
- Oh Altísimo Señor y Salvador Jesucristo, anhelamos ser moradores de tu gloria;
- y tener el incomparable privilegio, de ver la sagrada faz del Eterno.
- Paz de Cristo
sábado, 10 de julio de 2021
COLOSENSES 3:5-8 EN CRISTO
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