- La sabiduría de lo alto,
- edificará tu entendimiento;
- si escuchas al que de Israel es Santo,
- para obedecer hasta la última tilde, su Sagrado Testamento.
- Oh Soberano Redentor,
- de tus misericordias, no tenemos merecimiento.
- Pero tan excelso es tu amor,
- que en el inicio de nuestra vida tu admirable luz conocimos, oh Señor Omnipotente, al darnos el primer aliento.
- Oh Alto y Sublime, para nuestra alma,
- tu exuberante grandiosidad,
- no ha podido ser asumida por una mente precaria;
- porque, oh Señor, de gracia hemos recibido indefectiblemente la única verdad.
- Oh Alfa y Omega,
- en la eternidad del glorioso santuario,
- hiciste tu obra maestra;
- y con barro la creaste, para que por su fragilidad, oh Rey de la gloria, fueras el que convirtieras en eterno, su efímero ideario.
- Oh Altísimo Señor y Salvador Jesucristo,
- al que le has revelado tu santo nombre, nunca puede de tu excelsa gloria dudar.
- Y es que, en los mimbres sagrados del Santo Espíritu,
- tiene el prodigioso privilegio, de al gran Yo Soy poder adorar.
- Y es en el espacio de la poesía,
- donde manifiestas, oh Fiel y Verdadero, tu majestuosa gloria.
- Y al transcribir tu sobrenaturales mensajes, mi alma se gloría;
- para dar a conocer al mundo, oh mi Cristo, que Tú vives por los siglos en victoria.
- Paz de Cristo
martes, 20 de julio de 2021
EN LA POESÍA QUE SE PREDICA LA PALABRA, MANIFIESTAS TU GLORÍA, OH CRISTO
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