LA INSOLEMNIDAD, NO OBRA EN CRISTO

• Sí, porque en Cristo, 
• siempre ha de obrar la solemne excelencia.
• Y no podrás llevar a cabo tan magna ofrenda, sin la llenura del Santo Espíritu;
• que derrama gracia, con la provisión sobrenatural de su presencia. 
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• La Biblia dice: Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mudo los oye.
• Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
• Oh Cristo Jesús, el que no cree en tu nombre, en la inercia inmunda permanece; 
• porque no te profesa amor.
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• Jesús, dijo: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. 
• Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. 
• Oh Cristo Redentor, ¿quién ha entendido tu sacrificio en la cruz del Calvario, como la eterna dádiva?
• ¿Será qué la condición indispensable es que el hombre mengüe?
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• Jesús, asevera: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 
• El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 
• Oh Santo de Israel, de tu Sagrada Palabra somos testigos;
• y fervientes heraldos seremos, para el mundo inconverso.
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• Jesús, constata: Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 
• Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 
• Oh Alto y Sublime, con gran solemnidad la Sagrada Escritura habremos de escudriñar;
• para asidos del Eterno, a la final trompeta, en el paraíso vivir.
•                         Paz de Cristo