¿QUIÉN CONOCE A LA IGLESIA SANTA, SINO TÚ, OH CRISTO?

• La amada Iglesia de Cristo, 
• es la esforzada y valiente, que en silencio se afirma en la extrema santidad.
• Y en la pureza de este proposito, se hace manifiesta la llenura del Santo Espíritu,
• que siempre da visibilidad a sus hechos en la perfecta verdad. 
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• Oh Santo de Israel, 
• a tus sobrenaturales milagros, los definía la manifestación, oh Señor, de tu excelsa gloria.
• No había otra condición, sino la fe,
• para ser coronado en victoria.
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• La Biblia dice: Porque no quieres sacrificios, que yo los daría; no quieres holocausto. 
• Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. 
• Oh Cristo Redentor, únicamente hubo verdad en tu sacrificio del Calvario;
• ¿pero han creído en el Cordero inmolado, los fariseos abyectos y despiadados?
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• Jesús, dijo: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 
• Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. 
• Oh Soberano Señor y Salvador Jesucristo, a los altivos miras de lejos, por su estulticia; 
• porque han sido solo oidores, y nunca hacedores de la sagrada verdad.
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• Jesús, asevera: Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 
• Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
• Oh gran Yo Soy, a la depravación del ser humano no se le ve el fondo.
• Pero tu amada Iglesia, ha de ser siempre piadosa, sin arruga y sin mancha, para que por su bendecida e irreprensible predicación de la Sagrada Palabra, se salven las almas inconversas.
•                   Paz de Cristo