- Oh mi Cristo,
- la asechanza del diablo, es la senda ancha del libertinaje.
- Y de ese obscuro desafío,
- el maligno hace alarde.
- Oh Santo de Israel,
- en tu sacrificio en la cruz del Calvario, nos mostraste el camino más angosto.
- Y, oh Cordero inmolado, vida nos diste con tu infame muerte, el día aquel;
- para que con tu majestuosa diestra, fuera nuestro ser santificado.
- Oh Cristo Jesús,
- una ancestral secuencia infecta, se nos remite desde el profundo abismo.
- Pero Tú, oh Señor, nos iluminas con tu admirable luz.
- Y nos preservas con tu gozo, que es nuestra fortaleza, para resistir toda impureza del maligno.
- Oh Rey de reyes y Señor de señores,
- la queja del pusilánime no te agrada.
- Porque tus misericordias y favores,
- son nuevos cada mañana.
- Jesús, dijo: los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
- Oh Sumo Alfarero, en la gloria, morarán tus siervos santos.
- Los vasos que por ser fragiles se han roto, de gracia los has hecho nuevos;
- y en el paraíso, serán eternamente salvos.
- Paz de Cristo
sábado, 24 de julio de 2021
EN LA SENDA ANGOSTA SE NOS MANIFIESTA LA GLORIA EN CRISTO
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