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sábado, 17 de julio de 2021

Y AQUEL DÍA ME RENDÍ A TU SEÑAL DE GLORIA, OH CRISTO

  • Oh mi Cristo, 
  • no era un día cualquiera, cuando mis rodillas hicieron una precisa y preciosa genuflexión.
  • Y fue en aquel lugar, donde recibí la gloriosa señal del Santo Espíritu, 
  • que hizo rendirse de gozo a mi contrito y humillado corazón. 

  • Y es que, del cielo desciende el mensaje Cristocéntrico, 
  • que da radiante luz a la penumbra de tu alma, al recibir al Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo. 
  • Y se doblan las rodillas, del que hasta entonces era escéptico, 
  •  para profesar adoración a los pies del Altísimo.

  • Jesús, dijo: Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 
  • Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho  fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
  • Oh Alfa y Omega, Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.
  • Nuestra eterna provisión viene de tu Sagrada Palabra, y únicamente en ella hemos de creer.

  • La Biblia dice: Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
  • Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
  • Oh Cristo Redentor, solo en la revelación de tu nombre, hemos encontrado la santísima verdad;
  • y de él proviene el viento de Sion, que nos ciñe con las blancas vestiduras del amor. 

  • La Biblia enseña: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,  el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 
  • Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 
  • Oh Sumo Alfarero, en tu rueda, a los vasos de honra les concerniste de eterna luz,
  • para que por la unción del Espíritu, la profética Palabra sea invocada, al que sumido en las tinieblas, no conoce la gracia, oh Señor, de tu bendita y majestuosa sangre.
  •                       Paz de Cristo 

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