- Cuando entras en el Lugar Santísimo,
- tu alma adquiere la máxima perfección.
- Y éste prodigio se da únicamente en tu presencia, oh Cristo Altísimo,
- porque Tú eres el autor de la vida; y sobre toda cosa guardada, has de guardar nuestro corazón.
- Despójate de toda clase de inmundicia,
- a la que te somete la disoluta asechanza del maligno.
- Oh mi Cristo, sé que del trono de la gracia,
- desciende toda buena dádiva y todo don perfecto, para sepultar irremisiblemente a la inicua perversión en lo profundo del abismo.
- El sumo gozo que proviene del Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- preserva nuestra vida en una fortaleza inexpugnable.
- Y es que, el que persevere hasta el fin en la verdad del Santo Espíritu,
- traspasará el umbral de la gloria incomparable.
- Nuestra precaria visión espiritual,
- nos ata de manera siniestra al oprobio demoníaco.
- Y en nuestro ser pervive la ignominia inquisitorial,
- oh Señor, que por la dureza de corazón se ve en el pozo más séptico y tenebroso.
- Si conociéramos la magnificencia del Omnipotente,
- no recurriríamos a la fatua ambigüedad.
- Y en la esperanza bienaventurada hemos de guardarnos solemnemente;
- porque nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que nos llevará ineludiblemente al conocimiento de la verdad.
- Paz de Cristo
domingo, 18 de julio de 2021
TUS INCONMENSURABLES ANHELOS DE GLORIA SE CUMPLEN EN CRISTO
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