- Jesús, dijo: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.
- Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
- El que en él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creido en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
- Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
- Porque todo aquel que hace lo malo aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
- Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
- Oh mi Cristo, el ser humano, influido por el maligno, no erradica completamente su concupiscencia.
- Y la fluctuación de su fe,
- le lleva a hacer caso omiso de los bíblicos preceptos;
- para reiterarse en las ideas depravadas
- y sépticas,
- de los no consagrados.
- Oh Cristo Redentor, tu muerte, y muerte de cruz,
- a los que hemos creido en tu santo nombre, nos ha concedido el grandioso privilegio de lavar nuestros pecados con tu majestuosa sangre derramada en la cruz del Calvario.
- Y no otra, sino tu admirable luz,
- oh Rey de reyes, es la que nos guiará hasta el eterno santuario.
- Oh Rey de la gloria,
- cada segundo de nuestra prodigiosa vida,
- puede incidir en la más obscura condenación o la más radiante victoria;
- según sea por nuestro corazón percibida.
- Oh Sumo Alfarero,
- Tú has hecho en la sobrenatual rueda el mayor milagro, dándonos una nueva vida al ser engendrados por la Sagrada Palabra.
- Y se hizo fiesta en el cielo,
- cuando te arrepentiste de tus pecados, y consagraste a Dios tu alma.
- Oh Cristo Altísimo,
- los siervos que adoramos tu glorioso nombre, permaneceremos postrados a tus gloriosos pies, con quebrantamiento de espíritu.
- Y es que, por tu gracia vencimos al maligno,
- oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
- Paz de Cristo
lunes, 6 de febrero de 2023
EL ÚNICO QUE LIBERTAS DEL PECADO ERES TÚ, OH CRISTO
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