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sábado, 11 de febrero de 2023

LAMENTACIONES 2:11,12 EN CRISTO

  • Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron  mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad. 
  • Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad, derramando sus almas en el regazo de sus madres.
  • Oh mi Cristo, el pueblo en su ignorancia, quiso que prevaleciera sin arrepentimiento su impiedad;
  • y la muerte por hambruna sobrevino a las hordas abyectas, e indiscriminadamente a los santos infantes. 

  • La Biblia dice: ¿Qué testigo te traeré, o a quién te haré semejante, hija de Jerusalén? ¿A quién te compararé para consolarte, oh virgen hijas de Sion? Porque grande como el mar es tu quebrantamiento; ¿quién te sanará?
  • Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, sino que te predicaron vanas profecías y extravíos. 
  • Oh Señor Omnipotente, sabemos que en el juicio postrero, acepción de personas no habrá;
  • y es que, tu glorioso galardon será para tus genuinos hijos.

  • La Biblia enseña: Todos los que pasaban por el camino batieron las manos sobre ti; silbaron, y movieron despectivamente sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es ésta la ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?
  • Todos tus enemigos abrieron contra ti su boca; se burlaron, y crujieron los dientes; dijeron: Devorémosla; ciertamente éste es el día que esperábamos; lo hemos hallado, lo hemos visto. 
  • Oh Cristo Jesús, tuya es la gloria eterna;
  • y no entrará en ella, el que preserva en su jactancia al corazón incircunciso. 

  • La Biblia constata: Jehová ha hecho lo que tenía determinado; ha cumplido su palabra, la cual él había mandado desde tiempo antiguo. Destruyó, y no perdonó; y ha hecho que el enemigo se alegre sobre ti, y enalteció el poder de tus adversarios.
  • El corazón de ellos clamaba al Señor; oh hija de Sion, echa lágrimas cual arroyó día y noche; no descanses, ni cesen la niña de tus ojos.
  • Oh gran Yo Soy, abiertos permanecen tus santuarios, 
  • para los que con quebrantamiento de espíritu, a tus santísimos pies, se humillan genuflexos.

  • La Biblia enfatiza: Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.
  • Mira, oh Jehová, y considera a quién has hecho así. ¿Han de comer las mujeres el fruto de sus entrañas, los pequeñitos a su tierno cuidado? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta?
  • Oh Sumo Hacedor, toda invocación que dignamente Tú mereces;
  • por nuestra perniciosa desidia, con voluntariedad fatua, hemos hecho desden de la perentoria vicisitud que a nuestra alma afecta.
  •                    Paz de Cristo 

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